Mientras me como una deliciosa nieve de limón que me compró mi papá para recuperar mis fuerzas y cicatrizar más rápido contaré como estuvo mi cirugía dental.
En el camino al dentista iba muy nervioso, sentía una presión en el pecho muy fuerte y mi mamá nomas me decia que no fuera simple, que no iba a pasar nada. Llegamos y me sacaron una radiografía de la muela y rápidamente empezó la cirugía. Me inyectaron la anestesia y nomas cerraba los ojos cada que entraba la aguja a mis encías, odio las inyecciones. Después de unos 5 minutos el doctor me preguntó que si todavía sentía mi lengua y yo le dije que sí, el doctor se extrañó y me inyectó de nuevo. Mi corazón latía a mil por hora pero cuando me inyectó la segunda vez ya no sentí nada así que supe que estaba listo para la operación.
En cuanto me abrió la encía rapidamente sentí el sabor de la sangre en mi garganta, la asistente del doctor detenía la maquinita que absorve los líquidos pero aún así se escapaba uno que otro y sentía que me ahogaba, cada que podía tragaba saliva y me sabía a pura sangre.
Después empezó a usar ese aparato que todos odiamos cuando vamos al dentista, uno que hace un sonido muy feo y que tira agua. Despúes empezó a usar pinzas para aflojarme la muela, ejercía mucha presión y me empezó a doler el cuello por la posición en la que estaba acostado.
Cuando el doctor me dijo que ya estaba listo para arrancarla me sentí aliviado, ya que pense que faltaba poco, pero, el doctor empezó a batallar en arrancarla, no encontraba el ángulo para sacarla y me presionaba y jalaba hasta que de pronto brotó sangre de mi boca y le cayó en la cara al doctor. Fue lo más creppy que he visto en mi vida, parecía de película de terror. El doctor se quito sus lentes y los limpio rápido y me dice "No te vayas a desmayar, es poquita sangre". Me dijo el doctor que era muy sangrón, pero en el sentido de que me salió mucha sangre, así que me pidió reposo absoluto para recuperar energías.
Cuando terminó la operación me dió una larga lista de cosas que tenía que hacer, los alimentos que no debía ingerir y el aseo que tenía que llevar. Todo salió bien y dentro de un mes me sacarán la segunda.
En mi casa mis papás me han tratado muy bien, atendiendome y consintiendome en todo, soy todo un plebito mimado, es lo chilo de ser el hijo menor.
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